El artículo aborda la importancia del aprendizaje cooperativo como una estrategia clave en la formación universitaria actual, en un contexto de rápidos cambios sociales, tecnológicos y laborales. Resalta que, además del dominio de contenidos disciplinares, los estudiantes deben desarrollar habilidades transversales como la comunicación, la colaboración y la adaptabilidad.
El aprendizaje en equipo se presenta no solo como una metodología pedagógica, sino como una estrategia integral que promueve la interacción, el desarrollo de habilidades cognitivas, afectivas y sociales, y la formación de ciudadanos críticos y solidarios. Sin embargo, su implementación enfrenta obstáculos como la falta de capacitación docente, limitaciones de tiempo, y una infraestructura inadecuada en las aulas.
Se critica la persistencia de un modelo de enseñanza tradicional, centrado en clases magistrales, que contribuye al desinterés, la desmotivación y el abandono estudiantil. Por ello, se propone adoptar un enfoque constructivista que redefina los roles de docentes y estudiantes, promoviendo una participación activa y colaborativa en el proceso educativo.
El artículo destaca las ventajas del aprendizaje cooperativo, tales como:
- Mayor motivación y participación,
- Mejora de la comunicación y la
autoestima,
- Desarrollo de valores como la
solidaridad y la tolerancia,
- Inclusión de estudiantes con
necesidades especiales,
- Mejora del clima del aula y del
rendimiento académico.
Además, se explican las estructuras del aprendizaje cooperativo (de actividad, recompensa y autoridad), así como sus características esenciales, como la interdependencia positiva, la interacción cara a cara, la responsabilidad individual,
desarrollo de el habilidades interpersonales y el procesamiento grupal.